LO QUE PONER EN EL CENTRO, O AL LADO, O ARRIBA O ABAJO

En estas semanas estoy pensando mucho sobre la organización. Estoy pensando sobre cómo se gestiona la decisión de varias personas de hacer algo juntas por un interés común. Estoy pensando sobre cómo nos organizamos y por qué lo hacemos así y no asá y lo difícil que es organizarse porque algunas cosas ya van funcionando pero otras no y qué significa eso de que algo funciona y que no solo es cómo me organizaría yo sino que hay otras personas con otras formas de organizarse y tantos modos como universos pero capitalismo solo hay uno y es indivisible y que a veces no se dan las circunstancias adecuadas y quién decide lo que es importante en la organización y lo que se quiere y hasta qué punto hay que querer algo y hasta qué punto esta manera de organizarse es propia, crítica y consciente y no la reproducción de algún sistema de poder y lo que espero que sea pero que no puede ser y llegar a aceptar que posiblemente no será.

Se trata, como dice Donna Haraway, de estar en el problema. Las respuestas a las preguntas suelen ser temporales. Funcionan un tiempo, luego dejan de hacerlo y hace falta buscar respuestas nuevas. Creo que no hay que tener miedo a la pregunta porque la pregunta suele funcionar como disparador hacia otros escenarios, imaginarios y modos de hacer. Reconozco que esta inestabilidad a veces me frustra y me hace valorar si merece la pena seguir en el proyecto. Creo que es importante ser honesto y reconocer que el trabajo colectivo y la autogestión no son escenarios ideales. Para mí tienen que ver con una serie de compromisos y decisiones que hay que gestionar cada día y que pueden resultar complejas. 

Estoy pensando mucho sobre cómo nos organizamos en BajoTeja. Últimamente estoy rodeando la idea de que no tiene sentido pensar sobre esto solo y que hay muchos puntos desde los que se puede abordar esta cuestión. Estoy pensando que es muy complicado. Estoy pensando que se trata de encontrar una organización que funcione tanto hacia fuera como hacia dentro. Una organización que sea capaz de cumplir con las lógicas institucionales, de la industria y del mercado (en nuestro caso) y que al mismo tiempo pueda ofrecer bienestar, aprendizaje y crecimiento personal a las personas que deciden trabajar en el colectivo. ¿Cómo hacer que haya espacios para la reflexión, para detenerse un instante y preguntarse cómo se podría hacer tal o cual, para reconocer los tiempos y los períodos de aprendizaje de cada persona? De nuevo, muchas preguntas. 

El otro día leí un texto de Nicolás Pradilla titulado Poner en el centro la organización como forma de aprendizaje. Se preguntaba sobre la contradicción a la que se enfrenta una organización de personas que se juntan para poder compartir un interés común, saberes y aprendizajes cuando se transforma en una organización de compartimentos aislados e individuales por las lógicas de la industria cultural y de las instituciones culturales. Lanzaba el interrogante de “¿Cómo mantener un espacio de gozo y apertura [en una organización] al aprendizaje colectivo?”, y respondía que “poner en el centro la organización como una forma de aprendizaje tiene la potencia de inventar nuevas ponderaciones de valor y producir mecanismos de reconocimiento e inscripción institucional que escapen a la normalización de la instrumentalización que la lógica de la industria cultural parece instaurar hegemónicamente. Para ello es necesario compartir los procesos y no solo las tareas.”

A veces, el enorme volumen de trabajo, los códigos específicos de la burocracia y la invisibilidad del trabajo de gestión y oficina hacen que se priorice la productividad y la resolución de tareas sobre el proceso y el aprendizaje. 

Cabría preguntarse cómo convertir una tarea administrativa en un proceso de aprendizaje colectivo o cómo dar creatividad al trabajo más aburrido. Como dice Pradilla, no se trata de repartirse tareas sino de compartir procesos. Un proceso muy positivo que hacemos en BajoTeja es que todo lo que alguien escribe se pone en común para que el resto comente y haga aportaciones, críticas y sugerencias. Se genera un espacio de aprendizaje colectivo en el que todxs sumamos. Y esto se aplica tanto para la presentación del proyecto para una convocatoria de una administración como para un texto personal como este. Nos repartimos los proyectos porque de otro modo sería imposible estar todxs en todo pero no por ello dejamos de trabajar en grupo. Somos partes de un cuerpo común. Este modo de organización implica aceptar que hay que repartir bien el trabajo, asumir que los tiempos se van a dilatar, hacer un trabajo de reflexión y evaluación sobre cómo facilitar la información al grupo, comunicar adecuadamente el feedback, gestionar inseguridades, prejuicios y dinámicas de poder dentro del colectivo. No obstante, también nos hace sentirnos representadxs y sostenidxs por el resto del equipo. 

Estoy pensando en esta condición de inestabilidad, de que tal vez esto funcione ahora y no se sabe hasta cuando. Estoy pensando en esta organización en continua desorganización y reorganización. Estoy pensando que esto es muy difícil y que he vuelto a pensar solo. Estoy pensando que voy a dejar de escribir aquí y volveré a leer esto en un tiempo.

Alex Martínez

Ir al contenido